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SINDROME TOXICO, Parte 2

Para mostrar gráficamente esta afirmación, el equipo de 20 expertos muy bien pagados, confecciona un gráfico . Seria muy posible deducir esta afirmación del gráfico si no existiera a la izquierda el apartado 0: según esta tabla de solamente 29 enfermos, 11 enfermaron con un aceite que no tenía ni rastro de anilinas ni anilidas. Esto representa más de 1/3 de esta muestra. Los expertos no explican en su informe esta evidencia sorprendente en ningún momento. También callan el hecho de que su informe se basa unicamente en los datos de apenas el 0,116% de los 25.000 afectados. Con una base tan escasa y tan pobre, los autores llegan a afirmar, sin sonrojarse, que sus investigaciones les llegan, a pesar de todo, a conclusiones cientificas fundadas para todos los enfermos del Sindrome Tóxico:
"La contribución más importante de este estudio esta vinculada a la fuerte asociación que demostramos entre la inci- (S. 45) dencia del SAT, Sindrome del Aceite Tóxico y los parámetros quimicos especificos medidos en los aceites comestibles recogidos de familias procedentes de una zona altamente afectada por la epidemia. Los resultados de estudios epidemiológicos previos han mostrado una asociación de la enfermedad con el consumo de aceites comestibles identificados, no por sus caracteristicas quimicas, sino por el tipo de envases, (p.e. envases de plástico de 5 litros y a granel, y las circunstancias de venta. Aunque los resultados de estudios analiticos anteriores han demostrado la existencia de con-taminantes (...) en algunos aceites recogidos de familias-caso, no ha habido suficientes datos como para demostrar un vínculo estadistico fuerte entre la enfermedad y la presencia de contaminantes especificos. Nosotros demostramos este vínculo".
Solamente tres páginas más adelante, los cientificos piensan de forma diferente: "Incluso con estos descubrimientos, nosotros no pensamos que estos datos sean su-ficientes para concluir que ninguno de los componentes medidos actualmente fueran causa de la epidemia SAT (...). Además, la dosis de anilina libre ingerida en una cantidad de aceite razonable hubiera sido más baja que la necesaria para producir los efectos quimicos de la enfermedad"."
El Doctor Kilbourne y sus colegas terminan su informe con un consejo: "La búsqueda de la causa de la epidemia de SAT no debería abandonarse aún en esta fecha tardia. Mas de cinco anos después de que se declarara la epidemia(...). El descubrimiento del agente del SAT nos iluminaria sobre su patogénesis".
En Enero de 1985, la Organización Mundial de la Salud habia sugerido una revisión completa de todos los estudios epidemiológicos existentes sobre el Sindrome Tóxico. Se eligió al britanico Sir Richard Doll, quien habia sido condecorado con el titulo "Sir" por sus méritos especiales en su campo especifico, la epidemiologia, por la Reina de Inglaterra.
En octubre de 1985, Sir Richard entrega un informe del cual se desprende que, según su opinión, no hay datos suficientes en lo que ha visto para afirmar que el aceite o cualquier (S. 46) aceite haya sido la causa del envenenamiento. Después de haber leido el informe de Kilbourne y sus colegas, Sir Richard cambia totalmente de opinión.
En la sala del juicio, en la Casa de Campo de Nladrid, en julio de 1987, Sir Richard dijo exactamente la frase con la que terminó su anexo un mes antes: "En mi informe concluía que la evidencia epidemiológica conducía de la forma mas natural a la conclusión de que el consumo de aceite (...) era el responsable de la enfermedad y que la evidencia en contra de la causalidad no era con-cluyente. Sin embargo añadía que había demasiadas lagunas en la evidencia a favor de la causalidad para permitir la conclusión de que, definitivamente la causa era el aceite.
La nueva evidencia ha Ilenado algunas de las lagunas (...) ha proporcionado una prueba objetiva y no sesgada de una relación dosis-respuesta entre el riesgo de desarrollar la enfermedad y la concentración de ciertos productos químicos (anilidas) en el aceite, que no se encuentran en ningún aceite natural (...) al añadirse esta nueva evidencia concluyo que el aceite adulterado fue la causa del Sindrome Tóxico"."
Hasta hoy Sir Richard es el único científico del mundo que ha afirmado que el aceite adulterado es, con toda seguridad, el causante del Sindrome Tóxico. No sólo los acusados y sus defensores, sino también muchas victimas que jamás han ingerido este aceite dudan seriamente de que su afirmación sea correcta. Desde el principio, la hipótesis del aceite tenía sus críticos que Ilamaban a esta teoria "aventurada". El primero de ellos, fue el Doctor Muro, el descubridor de esta nueva enfermedad de masas. (S. 48)

V EL DOCTOR MURO SIGUE UNA PISTA

Cuando en la noche del 10 de junio de 1981 el Doctor Muro escucha la noticia de una posible conexión entre la neumonia atipica y el aceite de venta ambulante, no puede por menos que extrañarse. Lo mismo había pensado él mismo y, a petición suya, un médico amigo había mencionado esta hipótesis en las reuniones del ministerio de Sanidad primero a fines de mayo y luego a principios de junio.
En estas reuniones participaba también el Doctor Tabuenca, como él mismo dice en su carta al ministro del día 9 de junio. Desde su suspensión de empleo y puesto, el Doctor Muro ha proseguido sus investigaciones para encontrar la causa de la posible enfermedad.
El epidemiólogo se convierte pronto en una figura tan familiar en los mercadillos de alrededor de Madrid como los vendedores mismos y rápidamente abandona la hipótesis de que la lechuga y las cebolletas, atacadas por algún parásito, hubieran podido causar la enfermedad. Los dos productos procedian de la región de Toledo, y a mediados de mayo toda la cosecha se habia vendido y había sido consumida. A pesar de esto, todos los dias habia nuevos casos.
Asi que Muro concluye que el factor causante tiene que seguir en el mercado y está seguro de que debe y puede encontrarse en los mercadillos. Como dice e mismo: "Entretanto sabiamos que el tiempo de incubación era de 24 horas. ¿Por qué? Por que sabiamos en qué dias habia mercadillo y cuándo enfermaron nuestros pacientes y dónde habian comprado...."'
Muro y sus colaboradores confeccionan listas detalladas con todos los productos alimenticios que se ofrecen en los mercadillos (S. 49). Al mismo tiempo anotan los múmeros de matrícula de coches y camiones de los vendedores.
El 20 de mayo, en el mercadillo de Torrejón, le Ilama la atención la gran cantidad de puestos que venden aceite. Son exactamente ocho. Todos ellos ofrecen aceite en garrafas de plástico idénticas, de cinco litros. La única diferencia son los tapones, unos rojos, otros verdes y otros amarillos. El aceite con el tapón rojo era el más corriente y la garrafa valía 550 pts.2 Muro pregunta a los ven-dedores por la procedencia de estas garrafas y se da cuenta de que todas tienen procedencias u orígenes diferentes. Como él busca un factor común para todos los enfermos, deduce que el aceite no es el candidato correcto para ser el causante de la enfermedad. A pesar de esto, en cada puesto compra varias garrafas para asegurarse al 100%, dado que el aceite es un componente muy importante que no falta en ninguna ensaiada.
Años después recuerda divertido que su coche, su casa y su oficina "apestaron" durante dias a aceite.
Acto seguido, Muro se hace entregar muestras de aceite de sus pacientes. Una vez analizados diez aceites de esta procedencia, descubre que todos son de composición diferente. Siete contienen aceite de colza, seis grasas animales y los demás están constituidos por una mezcla de aceite de girasol más aceite de oliva, aceite de orujo, oliva, de soja y de girasol. Estos resultados son entre-gados al doctor Muro exactamente el 10 de junio, exactamente la misma fecha en la que sale a la luz pública la teoria oficial. La mezcla tan heterogénea de las muestras diferentes de aceite, refuerza al Doctor Muro en su duda de que el aceite de venta ambulante hubiera podido enfermar a sus pacientes. A pesar de todo, quiere contrastar su hipótesis en experimentos con animales. Cuarenta ratones (diez grupos de cuatro ratones cada uno) son tratados con el aceite. Después de un mes, no se advierte ningún resultado negativo, los ratones siguen tan vivos como antes y sin lesiones de ninguna clase.3
Cientificos e investigadores de diversos paises que experimentaban (S. 50) con las muestras de aceite de España llegaron a conclusiones idénticas.
El toxicólogo alemán Doctor Claus Kóppel del Instituto para la Alimención, Medicamentos y Química Jurídica de Berlín Oeste sentencia en marzo de 1982 después de varios análisis y experimentos con animales con los aceites recibidos, de España: "Nuestros experimentos con ratones no han producido ningún efecto tóxico; a nuestro entender las anilidas no son el causante del síndrome del aceite tóxico".
El alemán investiga a fondo y Ilega a la conclusión de que las anilidas pueden ser, efectivamente, mortales. Pero sólo en cantidades realmente astronómicas: "La toxicidad aguda con anilidas para el DL50 (dosis letal que quiere decir que el 50% de los animales en experimentación que reciben esta cantidad tienen que morir casi en el acto) hay que calcularlo en ratones en 12 (!) gramos por kilo de peso".4
Suponiendo que la toxicidad aguda para personas es similar, resultaria que una persona adulta tendría que ingerir 840 grs. de anilidas puras para llegar a tener los mismos efectos. Expresado de otro modo, tendría que ingerir de golpe 200 litros, como minimo, de aceite mezclado con el grado más alto de anilidas jamás encontrado en los aceites españoles... Algo francamente dudoso.
El Doctor Koppel escribe además en su carta: "Tenemos algunas dudas sobre los experimentos animales del Doctor Tena..." El Doctor Guillermo Tena es el Director del Instituto Nacional de Toxicologia de Madrid, dependiente del Ministerio de Justicia. Este doctor asegura haber logrado reproducir alguno de los sintomas de la enfermedad en experimentos con animales.6
Parece que los laboratorios españoles lograban en esa época resultados imposibles de reproducir en otros laboratoriode Europa y América que estaban técnicamente mucho mejodotados. Pero sin remilgos, la famosa publicación cientifica"The Lancet" publica estos resultados imposibles de repetir.Otro caso similar sucedió en el Instituto de Alimentación de Majadahonda. Según dicen ellos, en dos muestras de acei- Encontraron (S. 51) 1600 ppm (partes por millón) y 4500 ppm de lidas. Cuando se hizo el mismo análisís con los mísmos ites en Carshalton, el Doctor Aldridge se vio muy sorpreno: en la primera muestra no pudo descubrir ninguna anilipero en la segunda anota 1750 ppm. Es decir, notoriamennucho menos de lo que dicen haber encontrado en Majadaida. 7
La toxicóloga francesa Veronique Vincent, de Lyon, tamn se sorprende ante los resultados negativos de sus investiiones. En un francs muy elegante escribe a los españoles: interesante asegurarse de que los aceítes tóxícos envia a nosotros para su analisis son realmente aceites tóxicos Tampoco los americanos logran salvar a los españoles de lilema, aunque ellos han sido los primeros en recibir mues; de aceite. La doctora Renate Kimbrough supervisa las estigaciones. Está con-siderada a nivel mundial como una icóloga eminente, especialmente en el ramo de las intoxicanes por pesticidas y herbícídas.
La OMS había pedido colaboración a esta toxicóloga del IC. A finales de septiembre de 1981 había recíbido en su tituto 26 muestras diferentes de aceite de España. La Doca Kimbrough Ilega a las mismas conclusiones que sus coleeuropeos: "Los análisis químicos muestran diferencias en composiciones de los ácidos grasos. Los aceites eran mez de aceite de colza, aceite de oliva y a veces aceite de soja ). Encon-tramos rastros de anilinas y anilidas. Una muestra aceíte, supuestamente obtenída de la refinería, contenía el de anilinas. Otros productos químicos que se encontraban el aceite en unas concentraciones muy bajas eran tricloromo, hexacloro-benzeno, percloro-etileno, n-fenil-anilida, res de ácidos grasos de cloro-propandiol (...). Nin-guna de Ls substancias químicas puede ser el causante de este tipo enfermedad padecido en España (...). Además, ninguno de aceites de control, y solamente tres de los aceites de enfer; contenían anilinas y anilidas (...) Los ratones y ratas no ;traban ningún síntoma de intoxicación, tampoco los momostraban intoxicación(...). No fue posible reproducir (S. 52) con los animales de experimentación los síntomas de la enfermedad".
Pero para asegurarse totalmente, la Doctora Kimbrough hace repetir los mismos experimentos en otros laboratorios americanos. Tampoco los científicos de la Food and Drug Administration ni los del National Institute of Health (Instituto Nacional de Salud) ni los del Departamento de Agricultura logran reproducir la enfermedad en los animales de laboratorio. Los animales no sufren ningún daño.9
La doctora Kimbrough ilega a la misma conclusión que su colega alemán, el Doctor Koppel: Las mezclas de los aceites no pueden ser la causa de la enfermedad.
En una carta a la diputada alemana de los Verdes en el Parlamento Europeo, Doctora Dorothee Piermont, escribe en marzo de 1985: "Hemos identificado anilina y una serie de otros compuestos. Pero estas substancias no producen el tipo de en-fermedad que se ha visto en España. (...) Además hay que tomar en consideración que cuando ciertos acontecimientos están relacionados con alguna enfermedad como en este caso, el consumo de aceite, esto no significa necesariamente que se haya establecido una relación causa-efecto".1°
Ya en 1982, la Doctora Kimbrough dudaba de los datos en que se apoyaba la hipó-tesis del aceite: "A partir de los informes epidemiológicos no está claro si la ingestión repetida de aceite ha tenido una influencia sobre la enfermedad. No se ha podido establecer tampoco que cada una de las personas que han enfermado ha ingerido realmente este aceite ilegal"."
Hacía tiempo que la OMS había recibido todos estos informes. A pesar deésto, durante la reunión de expertos en marzo de 1983 en Madrid, no se concede demasiada atención a ellos.
Con todo, la versión del aceite se critica ruidosamente, tal y como puede escu-charse en las grabaciones de la reunión. Varios de los participantes piensan que las pruebas para la hipótesis del aceite son muy escasas. Tal es la opinión de los británicos Doctor Aldridge y Doctor Connors. Los españoles, representados pasional-mente por el Doctor Tena del Instituto Nacional de Toxicología, defienden sus "des-cubrimientos", (S. 53) que científicos más cualificados no se ven capaces de repetir. El toxicólogo británicp Roy Goulding, del Poisons Unit del Guy`s Hospital de Londres, que preside las reuniones, calma los ánimos. Alguien propone la destrucción del Anexo 1 del informe del Dr. Connors que, evidentemente, contradecía la hipótesis del aceite.
Este documento hubiera podido ser concluyente para demostrar que el aceite no fue el causante del Síndrome Tóxico. Acto seguido, en presencia del Ministro de Sanidad, que en su bello discurso recuerda ei episodio de Galileo como ejemplo de lo que no debe ser la Ciencia, cuya investigación necesita libertad, deciden como muestra de la actitud contraria, denominar la enfermedad con el nombre de Síndrome del Aceite Tóxico, condicionando y canalizando la futura in-vestigación sobre el aceite, y sólo sobre el aceite. Conjuntamente deciden sugerir al gobierno español la formación de una nueva comisión epidemiológica para, por lo menos, intentar asegurar la relación epidemiológica, dado que en los experimentos con animales no se había encontrado nada que pudiera considerarse confirmación de la hipótesis del aceite.
El gobierno espanol acoge esta sugerencia con satisfacción. En su comunicado de clausura de la reunión Ernest Lluch, Ministro de Sanidad del gobierno socialista que había heredado este problema, declara: "La nueva comisión epidemi-ológica que vamos a crear va a intentar cumplir las recomendaciones que ustedes nos han dado y también:
1) Revisar toda la información epidemiológica existente.
2) Anotar todos los datos necesarios futuros y reforzarlos, para mantener una observación epidemiológica eficaz.
3) Verificar la conexión epidemiológica entre la ingestión de aceite de venta ambulante y el Síndrome, y
4) Establecer la relación entre la enfermedad y los posibles agentes tóxicos en los aceites (anilinas/anilidas) bajo un punto de vista epidemiológico."12
Para formar esta nueva comisión, el gobierno traslada un grupo de epidemiólo-gos de Barcelona a Madrid, bajo la presidencia de la Doctora Susana Sans. En la capital ya no debía (S. 54) de haber nadie que quisiera investigar este tema tan enrarecido. El grupo de Barcelona empieza su trabajo con entusiasmo en verano de 1983, pensando que se trata de un desafío importante, dado que prestigiosos científicos extranjeros no han logrado encontrar pruebas concluyentes para la hipótesis del aceite. Los resultados a los cuales llegan algunos miembros de esta nueva Comisión son completamente distintos a los que esperaba el ministro. Para decirlo con claridad, son diametralmente opuestos a la tesis oficial.
Desde el principio, este grupo de trabajo tiene serias difi-cuitades con el Plan Nacional del Sindrome Tóxico, el Organismo estatal que centraliza todos los aspectos de la epidemia.
En repetidas ocasiones, la Doctora Sans pide que se le entreguen los datos ya existentes, como declarará después en su interrogatorio ante el Juez de Instrucción."
Como los estudios de 1981 que esta Comisión tendría que evaluar y explicar no llegan el Doctor Javier Martínez Ruiz, vocal de esta Comisión, recurre a Ios boletines epidemiológicos de la primavera y verano de 1981, una publicación del Ministerio de Sanidad.
Hace una estadística, dia por día, de los nuevos casos de pacientes del Sín-drome Tóxico en Madrid y alrededores. Cuando ha anotado todos Ios datos oficiales, piensa que no puede dar crédito a sus propios ojos. Aunque el gobierno español había dicho en repetidas ocasiones y publicamente que los casos del Sindrome Tóxico disminuyeron marcadamente a partir del 10 de junio, la fecha del anuncio oficial de la posible conexión entre la enfermedad y un aceite fraudulento, su curva demuestra claramente que la disminución de casos empezó ya antes, a partir de finales de mayo.
Su esposa trabaja al mismo tiempo en un estudio detallado de las rutas de comercialización del aceite fraudulento desde su productor o importador hasta el consumidor. Sus descubrimientos también contradicen la hipótesis oficial del aceite. La Dra. Clavera ha buscado el eslabón u origen común y llega a la con-clusión de que entre los muchos y diversos aceites que se vendían en España en venta ambulante y a los que se (S. 55) atribuye la sospecha de la misma enfer-medad , no existe ningún punto, eslabón u origen común en la cadena de comercialización y tampoco tenían los aceites ningún componente común. En sus con-clusiones escribe categóricamente: "El Síndrome Tóxico no tiene en absoluto nada que ver con ningún componente de ningún aceite".14
Había un hecho muy importante que le llamó fuertemente la atención a la epidemióloga: en Cataluña no había ni un solo caso del Síndrome Tóxico, aunque se vendía el mismo aceite sospechoso, y no solamente unas pocas botellas, sino 350 Tm. Sobre este particular la doctora Clavera escribe:
"Atención especial merece el circuito catalán de comercialización de aceite fraudulento por sus características tan paradójicas con respecto a la epidemia del Síndrome Tóxico, características que de por sí solamente ya refutan la hipótesis del aceite fraudulento como vehículo del tóxico que causó el citado Síndrome Tóxico. No sabemos cómo puede justificarse ei hecho de que el aceite comercializado por una industria catalana, distribuido abundantemente en Cataluña, sin conocer un afectado en dicha zona, tan sólo al ser distribuido en Castilla provoque automáticamente afectados. ¿Es que el lugar geográfico en que se consume un mismo aceite tiene más poder tóxico que el propio contenido del mismo?"
La doctora Clavera dice tajantemente: "La existencia de estas contradicciones tan importantes (...) tendría que bastar para descartar una posible cullabilidad del aceite".15
No bastaba. En toda esta larga y triste historia del llamado Síndrome del Aceite Tóxico, parece que la logica brillaba por su ausencia.
El estudio de la doctora Clavera encajaba tan poco en las hipótesis oficiales como ya lo hicieran antes las investigaciones del doctor Muro. La doctora Sans no facilitó ei conocimiento de tan importante descubrimiento. En el informe oficial de la comisión epidemiológica en junio de 1984, al Steering Committee de la OMS, faltan las investigaciones de la Doctora Clavera. Permitieron, eso sí, que ella explicara sus teorías por separado. Como todas las reuniones científicas de (S. 56)
la OMS también ésta fue grabada en cinta. Se echa en falta en las cintas la inter-vención de la Dra. Clavera; no hay forma de encontrarla.
El informe refleja sus explicaciones con muy pocas frases:
"La Doctora Clavera se refirió al esfuerzo realizado por seguir la pista de la distribución del aceite ilegal. Esta información fue obtenida a partir de los registros del Ministerio de Justicia y de las informaciones de la policía basados en informaciones obtenidas de los comerciantes implicados. Se deduce que una cantidad importante de aceite ilegal fue distribuida en muchas zonas del país y que si bien muchas pueden haber recibido lotes de aceite de los mismos comerciantes, la enfermedad no se produjo en todas estas áreas. Dado que puede haberse producido la contaminación del aceite ilegal en cualquier eslabón de la cadena de distribución, no está claro si esta información puede ayudar a definir el aceite que pudiera o no guardar relación con ei brote de la enfermedad".16
Pero la Doctora Clavera no tira la toalla, protocoliza ante notario su estudio y lo entrega al Juez de Instrucción.
Cuando el doctor G.A. Rose, epidemiólogo británico, llega a Madrid para informarse de los estudios epidemiológicos del Síndrome Tóxico, la Doctora Sans prohibe al matrimonio Clavera-Martinez Ruiz reunirse con a. El día 30 de septiembre de 1984, un domingo, los dos epidemiólogos son cesados fulminantemente.
Hasta principios de 1987 la Doctora Clavera está sin trabajo. Su marido da clases de estadística e informática. A partir de esta fecha, ambos hacen lo que realmente constituía el cometido de la comisión de la que formaban parte. El Tribunal del mal llamado "Juicio de la colza" ha acudido a ellos como peritos. Analizan y evalúan todos los estudios y documentos del doctor Antonio Muro, que fue el primero en detectar la epidemia, y que también fue cesado.
Volviendo al año 1981, relatemos que el doctor Muro trabajaba incesantemente en la búsqueda de la causa del Síndrome Toxico. Está convencido de que el veneno que causó esta ola de enfermedades Ilegó al cuerpo de los pacientes a través (S. 57) de la ensalada. Una vez descartados la lechuga, las cebolletas y el aceite como causantes, analiza el vinagre y la sal. Termina pronto con el vinagre: todos los encuestados dicen haber usado marcas distintas. Pero la sal tampoco podria ser el agente causante, ya que el doctor Muro descubre que solamente hay dos salinas en todo el país que proveen a todos sus habitantes de sal y como todo el mundo o casi todo el mundo usa sal, si el veneno hubiera procedido de una de estas salinas, media España habria enfermado.
En este punto de la investigación Muro se siente frustrado. Como dice él mismo: "Si ni la lechuga, ni las cebolletas, ni el aceite ni la sal, ni el vinagre son las causa, aquí hay algo muy raro. Solamente quedaba el tomate, pero como el tomate tiene una piel cérea, está bien protegido y, por tanto, habría que descartarlo. Pero si el tóxico está en el tomate, tiene que ser una substancia química, un veneno que actúa sistémicamente, es decir que se extiende en el sistema total de la planta.17
También la enfermedad tiene que ser "sistémica", dado que afecta al organismo entero, casi no existe un órgano del cuerpo que no esté afectado. Así que el Doctor Muro vuelve a considerar toda la larga lista de síntomas; espe-cialmente característicos son la vasculitis y la eosinofilia. La vasculitis es una enfermedad que afecta fundamentalmente a los vasos. Se forman trombosis que pueden aparecer incluso en el ojo. Muchos pacientes desarrolian varices, no solamente en las piernas sino también en los muslos. Los edemas pueden aparecer en todo el cuerpo, desde el pulmón hasta en la piel, en los dedos, los pies, en la cara y en el cerebro.
La eosinofilia es un aumento marcado de una parte de los glóbulos blancos de la sangre, los eosinófilos.
Los pacientes sufren dolores de garganta que se parecen mucho a inflamaciones de amígdalas. Los medicamentos que se les dan no ayudan en nada. Otros síntomas son: pérdida de apetito, alopecia, (caída del cabello) caída del pelo no solamente de la cabeza, sino de todo el cuerpo.
Sufren también dolores musculares y de las articulaciones, nerviosismo, hipersensibilidad; el más ligero roce puede producir (S. 58) dolor, algunos hombres padecen impotencia con imposibilidad de erección del pene, algunas mujeres pueden sufrir frigidez.
Las uñas de las manos muestran una coloración rojiza que progresa con el tiempo hacia el borde, y que todavía puede notarse a los ocho o nueve meses de la enfermedad.
Otros síntomas observados pueden ser parálisis de la lengua, parálisis de la mandíbula, sequedad de boca y de ojos, pérdida de la visión. También se observó una disminución del calcio, lo que produce caries y puede provocar osteoporosis. Se observaban también síntomas como "manos de lavandera", con las palmas de las manos rojas, ardientes; se pueden observar preocupantes pérdidas de peso. Algunos pacientes quedaron hechos un esqueleto como Francisco Ramos (nombre cambiado por los autores) que con un metro ochenta y seis de altura perdió 58 kilos por esta enfermedad. Su hija Rosario, una chica guapísima que medía entonces un metro sesenta y tres, se quedó en 28 Kg. Pasó dos años en silla de ruedas, mediante unos ejercicios de rehabilitación que hizo con voluntad férrea, su situación ha cambiado y mejorado mucho, pero todavía hoy no tiene ninguna sensación en las manos. Cada vez que coge algo con las manos debe mirar cuidadosamente dónde lo pone porque no tiene sensiblilidad en los dedos.
Otro síntoma particularmente curioso es que los enfermos crecían incluso varios centímetros. No solamente los niños sino también los adultos de edades de más de 40 años. Sobre este particular Muro escribe: "Entre los 20 y los 30 años el crecimiento habitual oscila desde 2 a 5 cm. En los 15 y 20 años, el crecimiento alcanza entre 4 a 18 cm. Es preciso cambiar de zapatos por haber aumentado uno o dos números el tamaño del pie aunque los pacientes adelgazaban".
También describe extraños depósitos en las articulaciones. Además observa edemas pulmonares. Escribe: "El pulmón se encharca realmente, entonces el pa-ciente muere como alguien que se esta ahogando en el agua".
"Los pacientes sufren de caiambres y convulsiones musculares (S. 59), luego estos degeneran en parálisis y atrofia muscular. Muchos de ellos todavía hoy tienen las manos y pies deformados, muy huesudos, algunas manos parecen garras. Todavía hoy siguen sus dolores musculares, los calambres, y las enfermedades nerviosas. La piel cambia de aspecto. Si al principio de la enfermedad podía definirse como cutis fino, luego pudo definirse como cutis basto, aparecen manchas de color marrón como las que se encuentran en las partes descubiertas como cara o manos en la vejez, pero en edades de 20 años, no solamente en la mano, sino también repartidos por todo el brazo".18
Como un detective tras un criminal, Muro establece un "retrato-robot" con las ca-racterísticas que según él debe tener el veneno. Está absolutamente convencido de que debe tratarse de un plaguicida.19
A partir de este momento, Muro deja de acudir a los mercadillos y empieza a observar áreas agrícolas. Se pasea por los campos. El día 11 de julio de 1981, únicamente dos meses y pico después del comienzo oficial de la epidemia, en la cabaña de un agricultor encuentra un saco con un producto que no conoce. El agricultor le cuenta que es el primer año que lo utiliza. Muro se compra un saco igual a aste y lo Ileva a su casa. Acto seguido, se procura una lista de todos los productos que se usan en la agricultura en España en esos momentos y que están autorizados. Hace fichas de unos 3000 productos para la protección de plantas y estudia su composición química y los efectos sobre animales y seres humanos. La misma noche del 11 de julio, Muro hace un experimento de urgencia que explica así: "El día 11 de julio nos ilevamos siete tóxicos o siete productos que denominamos tóxicos. Hice una solución de 5 grs. en 95 de agua, es decir una solución al 95% de agua destilada. De los 7, 6 fueron perfectamente solubles, y el séptimo, el que decíamos que podía ser de acción sistémica, fue completamente insoluble".
Del mismo campo donde había encontrado el saco interesante que después compró, se había traido también unos pimientos y decidió comprobar su sospecha en animales de laboratorio (S. 60), pero tuvo dificultades para encontrar quien le hiciera el ensayo.
Como él mismo dijo: "Me habían acusado públicamente de estar loco y se había avisado a los colegas de que sería mejor que no trabajaran conmigo si querían mantener en sus puestos de trabajo y yo no quería que nadie tuviera dificultades a causa mía. Entonces supe que el doctor Guillermo Tena, Director del Instituto Nacional de Toxicologia había dicho públicamente que no le parecía bien como me habian tratado".20
Así fue como Muro le pidió que hiciera un experimento para No le dijo a Tena qué buscaba, pero le trajo dos pimientos de este campo que según su entender habían sido tratados con el pesticida que buscaba, además le en-tregó tomates que no habían sido tratados y luego unas botellitas con líquidos de diferentes colores.
Los resultados fueron exactamente como él esperaba. Las cobayas y las ratas con la dieta de pimientos mueren después de dos días, los animales que han sido tratados con el producto en su estado puro mueren después de seis días. Todos ellos tienen los daños pulmonares típicos del Síndrome Tóxico que los médicos habian observado en los pacientes que habían muerto de la entonces todavía llamada "neumonia atípica". A pesar de estos resultados, Muro no está nada contento con su colega. A su entender tendría que haber hecho unos análisis de tejido mucho más detallados de estos animales muertos.21
Muro está convencido de haber encontrado el producto correcto, el verdadero causante de la enfermedad. Se trata de un pesticida de los Ilamados or-ganofosforados. El productor es una empresa internacionai del ramo de la qu-ímica. No dice más. Durante años no da el nombre del producto, ni del pro-ductor salvo a sus colaboradores más cercanos. Cuando había estudiado la literatura científica, Muro se había dado cuenta de que los metabolitos, los productos que se forman en la planta a partir de este pesticida, son varias veces mas tóxicos que el producto original. Por transformación, por descomposición, la planta actúa en este caso como un laboratorio, (S. 61) pero también de los orga-nismos, los hongos y las bacterias en el suelo, se forman otras substancias tóxicas. Los metabolitos y el pesticida mismo son absorbidos por la planta y se distribuyen por todo el sistema, en el tallo, en las hojas y también en los frutos que pueden ser destinados al consumo humano. Por ello estos productos tienen unos largos plazos de seguridad que deben garantizar la degradación biológica total de las sub-stancias altamente tóxicas que se forman en la planta. Esto quiere decir que el producto que se usa para matar nemátodos en el suelo debe ser aplicado tres meses antes de la cosecha."
Durante sus investigaciones, Muro había hecho unas 4000 encuestas. Descubrió que todos sus pacientes habían comido tomates, tomates que se habían comprado en mercadillos o en venta ambulante. Muro está convencido de que algún agricultor tiene que haber usado el pesticida sospechoso muy poco tiempo antes de la cosecha.
En repetidas ocasiones informa al Secretario de Estado, Sánchez-Harguindey de sus sospechas, pero éste se mantiene totalmente aferrado a la teoria indemo-strable del aceite y ordena a Muro que se calle.
Ya en la mitad de mayo de 1981, Muro tenía un saco Ileno con muestras de verduras en su despacho. Aunque carecía de indicios concretos de que estos productos estuvieran envenenados, quería por lo menos hacerlos analizar. Estas muestras que eran pruebas potenciales se encontraban en su oficina del Hospital del Rey. Un día después de haber sido suspendido, un funcionario del ministerio de Sanidad, acompañado de americanos, se las llevó. Fueron enviadas al CDC de Atlanta para ser analizadas.23
En ningún documento de las toneladas de papel escrito sobre el Síndrome Tóxico se menciona ni este saco, ni los resultados de los análisis. Y las cartas que se envían al CDC de Atlanta sobre este particular no son contestadas.
Es muy probable que tanto eI gobierno español como la OMS, los expertos americanos del CDC y la empresa productora del pesticida sospechoso ya conocieran entonces la verdadera causa de la epidemia, es decir, mucho antes de inculparal aceite. Hay que preguntarse qué motivaciones tendrían para (S. 62) ocultar estos datos a la opinión pública.
Muchísimo antes de que nadie impugnase el aceite como causante de la infermedad, el Doctor Angel Peralta, pediatra y endocrinólogo, director del Departamento de Endocrinología del Hospital Infantil "La Paz" de Madrid escribió en el diario "Ya", el 12 de mayo de 1981, un artículo en el cual criticaba toda la política de sanidad del gobierno. Entre otras cosas escribió unas pocas líneas sobre el tema más actual en aquellos días: "(...) esperamos que la desorbitada información de ¿neumonía atípica? vuelva a los cauces normales según nos tiene aco-stumbrados el experto director general de la salud pública, hundiendo el castillo de naipes que se ha montado desde un lamentable sensacionalismo sanitario (...) seguramente no estamos ante una enfermedad desconocida, los españoles descubrimos solamente América y desde entonces poco más. A la vista está.
Una explicación posible de estos casos sería una intoxicación con un insecticida que al inhalarse afectaría primero al pulmón y luego al hígado y sangre (...) estos cuadros clínicos tendrían una mejor explicación que la de una simple infec-ción viral. En las intoxicaciones por el fósforo orgánico, si se recibe por vía de inhaiación, se podría explicar el cuadro clínico tan limitado a unas cuantas familias...",24
El secretario de Estado en el Ministerio de Sanidad, Sánchez-Harguindey contesta al día siguiente con una carta abierta en el mismo periódico: "No estoy en condiciones de afirmar, Doctor Peralta, si estamos o no ante una enfermedad conocida o por conocer. Lo único que le puedo asegurar es que estamos realizando el máximo esfuerzo por completar el estudio y centrar perfectamente el cuadro (...) por otra parte estamos en contacto permanente con la OMS y con los principales centros mundiales entendidos en la materia..."25
El Secretario de Estado no explica lo que quiere decir con "entendidos en la materia" y tampoco contesta a la hipótesis, públicamente expresada por primera vez, de que la enfermedad podría ser causada por pesticidas organofosforados. (S. 63) De todos modos, medio año después, concretamente el 24 de noviembre de 1981 el Secretario de Estado permite al Doctor Muro explicar su hipótesis en una reunión secreta en el Ministerio de Sanidad. Durante casi 6 horas, funcionarios y médicos funcionarios del Ministerio de Sanidad escuchan al Doctor Muro. Como ejemplo más claro de sus investigaciones entre los pacientes explica el caso de la familia Corralero. El doctor Antonio Corralero, joven médico anestesista se preguntaba desde hacía mucho tiempo por qué su mujer y su hijo pequeño habían enfermado, al igual que sus suegros y cuñado que vivían en el mismo edificio, y él no, pese a haber consumido más aceite que ellos. Se había enterado, además, de que en el hospítal en el cual trabaja, el "1° de Octubre", uno de los hospitales más grandes de Madrid, perteneciente a la Seguridad Social, se había usado el mismo aceite sospechoso. Pero a, pesar de consumirse este aceite, en la clínica no se daban más casos y, lo más extraño, los albaranes correspondientes a esta partida habían desaparecido misteriosamente.
También se habia consumido este mismo aceite fraudulento en el comedor de la Universidad de Somosaguas. Los 700 estudiantes que comían allí a diario no habían sufrido daño alguno; el único que enfermó fue el portero.
En 1981, Antonio Corralero es el presidente de la Federación Nacional de Víctimas del Síndrome Tóxico y ha examinado un gran número de teorias sobre las posibles sustancias presentes en el aceite que podrían haber causado la enfermedad de su familia. Un día se encuentra con el doctor Muro por la calle y éste le dice: "A propósito, Antonio, no es el aceite, eran tomates...". Antonio sólo pudo reirse.
A pesar de su primera reacción, Corralero pregunta a su mujer y a su suegra si habían comprado tomates en algún lugar inhabitual. Las señoras lo niegan primero. Pero de repente su mujer, María del Mar, recuerda que, efectivamente, antes de caer enferma estaba en otro barrio visitando a una da suya. Cuando bajó, vio a un comerciante con un Renault 4 abierto que vendía tomates. Compró dos kilos. Al día siguiente comían juntos toda la familia. María del Mar había hecho una (S. 64) gran ensalada de tomate. Todos los miembros de la familia que comieron de aquella ensalada enfermaron. Los demás se mantuvieron sanos. Por encontrarse de guardia en el hospital, Antonlo Corralero no comió aquel día en su casa.
A partir de este momento, el joven médico decide ahondar en esta nueva posibilidad. Investiga y encuentra más enfermos en otras familias que compraron tomates el mismo día que su mujer en el mismo lugar.
Muro Ilegó a la conclusión de que algún campo de tomates en algún lugar del sur de España, concretamente en la provincia de Almería, tenía que haber sido tratado poco antes de la cosecha con un llamado nematicida, un pesticida contra gusanos del suelo o nemátodos. El epidemiólogo ha calculado que en este campo se produjeron entre 8 y 15.000 kilos de tomates contaminados, que luego se vendieron en mercadillos y venta ambulante.
También encuentra Muro una explicación para el hecho de que la enfermedad apareciera casi exclusivamente en el noroeste de España, aunque en esta época del año solamente maduran tomates en el sur de la península ibérica. Con gran minuciosidad, el doctor Muro reconstruyó las rutas de transporte de tomates.
Los tomates no maduraban todos a la vez en el mismo campo. Es decir, cada día se cosechan algunos. Estos son Ilevados a la alhóndiga donde se venden con otros de igual o similar calidad que no estaban intoxicados. De alli son transportados por grandes camiones a Ios mercados centrales y, especialmente en esta época del año, hacia el norte del país. Allí los vendedores ambulantes y de Ios mercadillos van cada día con sus furgonetas y compran las cantidades que han calculado pueden vender a diario. Así que un ama de casa podía comprar uno o varios kilos de tomates y no tener ninguno envenenado, o tener uno, o dos o varios. Las familias vecinas que compraban en el mismo puesto podían no estar afectadas o más afectadas que la primera. Pero era completamente posible que sólo algunos miembros de una familia comiesen un tomate envenenado y enfermaran. (S. 65)
Si el aceite hublera sido el causante de la enfermedad, hubieran tenido que enfermar todos los que lo consumían. La discriminación intrafamiliar no se puede explicar a partir de la teoría del aceite.
Ya en el verano de 1981, Muro formuló 16 preguntas sobre este tema a sus superiores:
1. Si es el aceite, ¿cómo se explica la discriminación intrafamiliar? Raramente se da el caso de la afectación de toda la familia y siempre permanece algún miembro invulnerable. Si el aceite es consumido por todos: o bien, no es el aceite el culpable o existen diferentes sensibilidades en una persona o diversas resistencias en otras. Por lo que convendría saber qué estudios se han realizado en este sentido, ¿por quien?, ¿a qué grupos familiares? y ¿en qué establecimientos?
2. ¿Cómo se explica la discriminación intrafamiliar que realiza la enfermedad pues es conocido que el garrafista ha vendido a bloques completos de vecindad y solamente han enfermado los del segundo F, los del séptimo C y Ios del primero B, mientras el resto permanecen sanos a pesar de que las garrafas han sido Ilevadas en el mismo momento, en el mismo tanque y vendidas en el mismo día?
3. ¿,Cómo se explica que sea cierto que todas las famílias con enfermos, hayan consumido aceite de garrafa sin etiqueta, pero desde hace más de 10 años, y procedentes de fábricas diferentes, de localidades diversas, y con mezclas distintas (y que no todos Ilevan en su composición aceite de colza. Otras se componen de granillo de uva, de girasol o cártamo, algodón trioleinas o palmito)?
4. ¿,Cómo se explica el gran número de aceites consumidos por familias con enfermos, que se han conseguido recuperar de las garrafas culpables, pero en cuyo análisis han resultado aptos para el consumo humano, no conteniendo sustancias tóxicas, tal y como acreditan los análisis realizados en los centros competentes?
5. ¿,Cómo es posible si el aceite es el culpable, la existencia de familias afectadas que no han consumido jamas estos aceites y sí embotellados con marcas conocidas y acreditadas? (S. 66)
6. ¿Cómo se explica que aparezcan productos de la biotransformación del tóxico, en los enfermos que no pueden tener relación química alguna con los tóxicos detectados en el aceite?
7. ¿Cómo se explica que la dosis en la que se encuentran los tóxicos en el aceite no alcanza ni con muchísimo la dosis tóxica y, sin embargo, se les atribuye el origen de la enfermedad?
8. ¿,Cómo es posible que los cuadros clínicos que producen los tóxicos detectados no se parezcan en nada al que nos ocupa que es un proceso nuevo? Los tóxicos encontrados son utilizados de antiguo y esas mezclas son conocidas desde hace mucho tiempo.
9. ¿,Cómo es posible que enfermen 4 familiares a primeros de mayo y las 3/4 partes restantes de la garrafa sean consumidas por otros dos miembros hasta el 10 de junio y permanezcan indemnes?
10. ¿Cómo es posible un fraude comercial y ecco en un producto con márgenes muy estrechos, que se realice con la adición de 100 productos químicos tóxicos que tienen un elevado precio en el mercato? será más lógico que no se sabe lo que ha sucedido, que por otra parte es muy sencillo, simplemente una desnaturalización con un colorante, una decoloración y una recoloración mediante conocidos sistemas en los medios aceiteros?
11. Por qué no enferman o mueren los animales domésticos de las familias afectadas que se han nutrido de los restos de los alimentos, mientras aseguran en Majadahonda que los ratones, animales muy resistentes, mueren con gravísimas lesiones hepáticas, renales, cerebrales y de toda su economía?
12. ¿,No será que nos encontramos con uno más de los fraudes existentes en los alimentos, pero que no tiene que ver con esta epidemia?
13. ¿Qué estudios se han realizado sobre la excreción o eliminación de metabolitos o productos de desintegración que permitan detectar las biotransformaciones del tóxico y quizás hasta (S. 67) inferirle en lágrima, moco nasal, orina, exudado vaginal, leche materna o sangre?
14. ¿Qué estudios de detección del tóxico se realizan en enfermos y cadáveres, por qué personas, dónde y en qué establecimientos, sobre qué grupo de enfermos y qué resultados se han obtenido hasta ahora?
15. Al parecer ha habido enfermas con embarazos de pocos meses en los que se han producido muertes del feto intrauterino. Interesa conocer cuántos han sido y los estudios realizados sobre estos abortos, ya que el material fetal es muy interesante, pues permite conocer la agresividad y la selectividad de las sustancias tóxicas sobre los tejidos embrionarios.
16. ¿Qué seguimiento se realiza a las embarazadas enfermas?, ¿se ha concentrado la actuación en un sólo lugar?, ¿dónde?, ¿cuál ha sido el equipo designado para los cuidados y estudios de embarazadas, partos y edades posteriores?"26
El Doctor Muro no recibe ninguna respuesta a sus preguntas. Otro tanto le ocurre al Doctor Luis Sánchez-Monge. dico de cabecera en el Ejército Español, es al mismo tiempo consejero médico de una compañía de seguros. Un día un colega le pide que examine a su hijo de doce años que está enfermo del Síndrome Tóxico y entre tanto tan paralizado que solamente puede moverse en una silla de ruedas. El médico ve al niño en su consulta. Sánchez-Monge diagnostica una,intoxi-cacion por organofosforados. Su tratamiento tiene éxito. No hace mucho que José Antonio Galisteo ha aprobado la prueba física para ingresar en la Guardia Real, es maestro de judo y luce el cinturón marrón.
La niña de 11 años, Virginia Castaños, se encontraba aún peor que José Antonio. Estaba internada en el hospital infantil "Niño Jesús" cuyo director era el Doctor Manuel Tabuenca, el descubridor oficial de la hipótesis del aceite. La chica estaba tan afectada por la enfermedad que no podía ni estirar las piernas por tenerlas paralizadas, (estaba hecha un 4), asi que los médicos del hospital Ilaman a los padres para pedirles su consentimiento para seccionarle a la niña los tendones para que pudiera estirar las piernas. Los padres piden tiempo para (S. 68) pensarlo y Ilevan a la niña al Doctor Sánchez-Monge. Hoy esta paciente es una chica joven, guapa, con un futuro por delante y acaba de empezar los estudios para ser enfermera. Todavía se cansa bastante facilmente y la secuela que le ha quedado es una deformación de los dedos de los pies.27
Los médicos del Hospital Infantil "Niño Jesús" no sienten ningún entusiasmo por este intruso, el Doctor Sánchez-Monge. A pesar de tales sentimientos, se ven forzados a confirmar una mejoria sorprendente en el estado de Virginia Castaños. En su hoja clínica del 19 de mayo de 1983 escriben:
"Niña diagnosticada de Síndrome Tóxico con gran afectación neuromuscular que fue dada de alta hospitalaria el 30 de noviembre del 81 por encontrarse muy afectada psíquicamente por la hospitalización prolongada. Desde el alta hospitalaria la niña continúa acudiendo al servicio de rehabilitación diariamente para su tratamiento. Aproximadamente hacia el 10 de febrero de 1982 la niña comenzó a seguir un tratamiento prescrito por el Doctor Sánchez-Monge (no perteneciente a este hospital ni a ninguna otra unidad de seguimiento del Síndrome Tóxico) compuesto fundamentalmente por corticoides y otros numerosos fármacos (...) de este tratamiento no sabemos ni la duración ni las distintas dosis administradas. En marzo de 1982 la niña acudió a revisión ambulatoria encontrándose mucho mejor. Caminaba con muletas y estaba muy animada psíquicamente. En esta consulta se advierte al padre de los efectos colaterales de la medicación corticoidea prolongada y se solicita revisión analítica completa. Desde marzo de 1982 la niña no acude a nuevas revisiones por lo que no es citada hasta marzo de 1983, que por solicitud de sus padres es vista de nuevo. En esta última revisión la niña se encuentra bien, muy animada y hace vida completamente normal. Dejó de realizar rehabilitación en nuestro hospital en septiembre de 1982". Y con fecha del 24 de marzo del 83 los médicos del Hospital "Niño Jesús" apuntan: "no encontramos ni limitaciones de movimientos en articulaciones, marcha normal".
Este informe clínico esta firmado por la Doctora Cambronero y arriba, en el cabezal, figura el nombre del Doctor (S. 69)
Casado Flores como director del Departamento para los Pacientes del Síndrome Tóxico. El informe termina con la siguiente frase: "diagnóstico: Síndrome Tóxico por ingestión de aceite adulterado".
Es comprensible que los médicos de este hospital lnfantil no conocieran el tratamiento del Doctor Sánchez-Monge, pero sólo pueden culparse a sí mismos, es decir, no querían conocerlo. En España ocurren las cosas más extrañas en torno al caso del Síndrome Tóxico.
Para poder ayudar a más niños afectados por el Síndrome Tóxico y eventualmente curarlos, el Sr. Galisteo pide al Doctor Sánchez-Monge que escriba un breve resumen de su método de tratamiento, para proporcionarnárselo a los médicos del Hospital "Niño Jesús".
Sánchez-Monge escribe: "Después del reconocimiento, exploración, fotocopias de historiales de los casos visto por mí, tuve la intuición de que estos enfermos podrían sufrir un bloqueo neuromuscular intermitente y, por lo tanto, reversible. A mi juicio, la fisiopatología de este Síndrome Tóxico es un bloqueo muscular, -por alteración en los mediadores químicos que intervienen en la contracción muscular (...).
Por lo anteriormente expuesto nos atrevemos a Ilegar a las siguientes conclusiones: que las causas de este síndrome o alteración por aceite adulterado pueden ser: una droga que actúe bloqueando la colinesterasa o bien un tóxico parecido a la acetil-colina, pero que no responde a la acción de la colinesterasa.